Asi que aqui estoy de nuevo, no sé si es ironía el hecho de que voy a escribir acerca de mi estancia y viaje a una ciudad a la que volveré en una semana... Barcelona.
Como recordarán, estuve turisteando por Madrid, con inmejorable compañía. Finalmente llegó el momento de abordar el tren para viajar a mi próximo destino. Fue un viaje tranquilo, los trenes son comodísimos y ademas llevaba un boccata de tortilla española que ingerí con una de las botellas de vino tinto que todavía me quedaban del viaje en avión (les dije que me dieron muuchas jaja).
Casi puedo imaginar lo que algunos de los poco afortunados lectores están pensando (booooring...!). Espero que las desventuras que narre a continuación les parezcan un poco más interesantes.
Como recordarán, estuve turisteando por Madrid, con inmejorable compañía. Finalmente llegó el momento de abordar el tren para viajar a mi próximo destino. Fue un viaje tranquilo, los trenes son comodísimos y ademas llevaba un boccata de tortilla española que ingerí con una de las botellas de vino tinto que todavía me quedaban del viaje en avión (les dije que me dieron muuchas jaja).
Casi puedo imaginar lo que algunos de los poco afortunados lectores están pensando (booooring...!). Espero que las desventuras que narre a continuación les parezcan un poco más interesantes.
Pues todo empezó más o menos bien :) como se imaginarán, avisé de último minuto que llegaba a casa de quienes me estaban esperando (moltes gracies Esther, Arantxa i Rosa... esto ya paece un programa de saludos!), aunque afortunadamente esta vez, mi hospedaje en Barcelona vivía a una distancia fácilmente caminable desde la Estació des Sants...
Así que de nuevo tuve la oportunidad de reencontrarme con la hospitalidad española (en este caso, más precisamente catalana) incluso hice movilizarse desde Girona y Reus respectivamente a Ana e Irene. Aunque hubo problemas metereológicos.. todo se solucionó resignándome a mojarme :)
En fin.. conocí lo obligado, acompañado siempre jeje, comí pantomaca y tomé orujo.. hasta que tuve la genial idea de la "fiesta de despedida"
Me explico, mi idea fue que ya que mi vuelo a Roma (mi siguiente destino) salía a las 6 de la mañana desde otra ciudad, y yo tendría que tomar el autobús a Girona a las 4:30 desde el centro de Barcelona, entonces podríamos ir a una especie de bar en el centro llamado "oveixa neira" (algo así...) y metí de contrabando una botella de tequila.
Desafortunadamente traté de mantener el mismo ritmo en la ingesta de la mexicanisima bebida alcohólica que portaba, que el de mis 4 acompañantes femeninas.. craso error que concluyó con una conversación parecida a la siguiente:
(voz de homero ebrio)
- g: Usteedeus nunca -hic- probaroonnm el perrow salado que yop .. -hic- preparo...
- e: Pues no eh gera.. la verdad que no...
- g: Pueus eso se arregla ahurita mismo.. chingaaa mare faltaba más... vamos a casa de ... de esther a tomar un cognac
- e: ¿Qué no era un perro salado?
- g: Yo sé lo que hago dejenme en paz...
Usando las neuronas saturadas de alcohol, salimos de ese bar para tratar de conseguir los famosos ingredientes para el mentado perro salado
- g: dame una... no.. un pedazo de sal, y unos limones, y una joya de toronja...
- Bartender: Disculpe señor, pero no sé cómo entró aquí y no tengo idea de qué habla..
- g: no te hagas el wey, dame mmm ahh ya sé.. unas limas y una fanta de pomelo
- b: ¿porqué no lo dijo antes? a la orden señor..!
Nos dirigimos a casa de Esther, donde yo me estaba hospedando, y ahi prepare en el mayor silencio que pude bebidas para todos. Hasta que una exclamación interrumpió la velada:
- Pero Gerardo!! ¿Sabes qué hora es?!
- Eh.. la una?
- SON LAS 4:15!!! jodeeer!!
- Ya veo.. y ¿que hago?
- Estoy llamando un taxi, toma tus cosas (desde luego que para mi vergüenza olvidé una toalla y unas chanclas :S)
Debido que como entre todos pensabamos como casi una persona normal... ebria... pudimos llegar a tiempo para que abordara el autobus, y me lanzaron en calidad de bulto a el asiento que me llevaría a Girona.
Ya en el aeropuerto, recordé que debía de conservar algo de decencia si me querían dejar subir al vuelo.. me despabilé como pude y me dispuse a afrontar mi siguiente destino, que era la milenaria ciudad de Roma.
Al abordar el avión ya me sentía más en México:
"Pueden sentarse donde quieran.. desde la fila 20 hasta la 40"
jajaa aviones polleros!